La primera cámara digital

Cómo la fotografía de arquitectura influyó desde el primer momento

“Ahora todos pueden parar el tiempo” es la frase que cierra un artículo del National Geographic sobre la historia del arte de la fotografía, y es cierto; cualquiera puede crear escenas con el móvil de su bolsillo.

Esta disciplina no ha dejado de evolucionar desde que apareció la primera cámara digital en 1927, de la mano de la marca Kodak; un momento clave que también se remonta a tiempos atrás.

Origen de la primera cámara digital

Su origen tenemos que atribuirlo a Aristóteles y a su curiosidad por observar eclipses solares, pues esta inquietud fue lo que le llevó a desarrollar la habitación oscura, sirviendo de inspiración para futuras generaciones. Esta actividad consistía en encerrarse en una sala sin absolutamente ningún tipo de luz, pero con un único orificio conectado al exterior. Por este hueco se reflejaría la imagen del exterior en la propia pared de la sala; lo que llevaría al filósofo griego a observar y capturar un poco más de la plenitud del universo.

Tiempo después, la idea la habitación oscura fue desarrollándose y cogiendo otra forma más definida, que fue lo que acabó dando paso a la cámara oscura; sin duda la predecesora de la primera cámara digital. Y todo este proceso pasó por las mentes más brillantes de los artistas del momento, como es el caso de Antemio de Trales en el siglo VI y su aportación edificando la Basílica de Santa Sofía. Lo más interesante fue su interpretación de la luz, lo que le llevaría a asentar algunas bases y ser toda una referencia para la posterior fotografía de arquitectura.

Yu Chao-Lung añadiría otra visión alrededor del siglo X con su proyecto de pagodas, imprescindible para seguir desarrollando el concepto de la primera cámara digital. Basado en capturar la escena de este edificio de varios niveles tan característico del este asiático, su trabajo es toda una inspiración.

Otros artistas, como Shen Kuo, también quisieron dejar su huella. Concretamente a él se le atribuye el concepto del fenómeno de la luz invertida, que quiso destacar en su obra científica.. Ensayos del estanque de los sueños. La naturaleza también se refleja en la fotografía de arquitectura y en el espacio que los edificios condicionan y más aún con el reflejo del agua de un estanque.

Y llegó Niépce

Sin duda, quien asentaría las bases del arte de la fotografía sería Niépce, al que se le atribuye la creación de la primera imagen y el predecesor de la primera cámara digital. Sería en 1827 cuando su creatividad le llevó a capturar la escena de unas fachadas, utilizando la cámara oscura a través de su ventana.

Joseph Nicéphore Niépce hizo su magia lentamente, tanto que para hacerlo posible necesitó 8 horas de tiempo de exposición, algo inimaginable para nuestra época actual. Por esta razón tampoco aparecían personas en esa imagen; pues era imposible permanecer posando durante tanto tiempo.

Sería él el que conseguiría dejar pasar la suficiente cantidad de luz, utilizando una placa recubierta de betún como material fotosensible, para capturar la instantánea que le cambiaría la vida; la instantánea que le llevaría a convertirse en el primero en el arte de la fotografía y crear inspiración deteniendo el tiempo a través de una ventana. Un momento que ya se encuentra en un museo de EEUU, adoptando la nomenclatura de “heliografía” y con el titulo de Vista desde la ventana en Le Gras.

El secreto de su obra es el material fotosensible que utilizó: simplemente una placa recubierta de betún, que fue imitado después por otros artistas evolucionando con el tiempo.

Sin darse cuenta de ello, también sería él el que construiría los cimientos de lo que vendría a ser después la fotografía de arquitectura, especialmente en exteriores. Un detalle para entender como la textura de los materiales puede influir también en el entorno.

Después de Niépce: más cerca de la cámara digital

Aunque siempre existirán distintas interpretaciones sobre quien fue el primero, a día de hoy el artista francés le lleva ventaja a cualquier otro. Siguiendo con la transición hacia la primera versión de la cámara digital, Louis Daguerre también se interesó en el descubrimiento que marcó Niépce, y le propuso una colaboración. Ambos hicieron grandes avances juntos, como el reducir el tiempo de exposición utilizando una placa de cobre en vez de betún.

Más adelante, consiguieron que el Estado de Francia comprara su último boceto del prototipo, difundiéndolo por el público, al que solo tendrían un primer acceso unos privilegiados. Después se fue extendiendo a otros países como Inglaterra; pioneros también en todo eso del arte de la fotografía.

A principios del siglo XIX no llegó aún la primera cámara digital, pero si la primera imagen a color, gracias al trabajo de Thomas Sutton y James Clerck Maxwell, profesor de física en la universidad King’s College. Sería en 1888 cuando la marca Kodak hizo uno de los grandes descubrimientos, sacando el primer modelo con el famoso eslogan:  “Tú aprietas el botón, nosotros hacemos el resto.” Muy acorde con su función, ya que los técnicos de laboratorio de la compañía se encargarían de revelar las imágenes y devolverlas impresas.

1927

Lo que acabaría revolucionando todo el sistema de revelado sería la aparición del formato en 35 mm, al mismo tiempo que no dejaban de publicarse más versiones en la era analógica. Fue entonces, en 1927, cuando la primera cámara digital salió al mercado, de la mano de uno de los ingenieros de Kodak: Steven Sasson.

A partir de entonces cambió la forma de percibir el arte y la fotografía, gracias también más adelante a la aparición del primer smartphone con cámara, que también ha contribuido al diseño de nuevas herramientas creativas, al mismo tiempo que se unían más aficionados del sector.

A su vez, este prototipo de cámara digital siguió sirviendo de inspiración al resto de generaciones para seguir creando, tanto con fines publicitarios o comerciales en producto, como para generar más fotografía de arquitectura.